SE ALCANZA UNA GRAN BASE LABORAL Y AUMENTA DE FORMA ESPECTACULAR LA ESTABILIDAD, PERO SE FRENA LA CREACIÓN DE EMPLEO
Los datos de la EPA, publicados hoy por el INE, reflejan de manera bastante elocuente tanto los aspectos más positivos de la evolución del mercado laboral de los últimos meses como la confirmación de los riesgos derivados de la coyuntura bélica y contractiva desencadenada con la invasión rusa de Ucrania.
- De un lado, sigue siendo muy destacable la mejora de la temporalidad, que mantiene una tendencia descendente desde la entrada en vigor de la reforma laboral fruto del consenso social, y que se sitúa ya en el 20,2%, dos puntos menos que en el trimestre anterior y la ratio más baja desde 1987, año de inicio de la serie histórica de la EPA.
- En el otro lado, se constata la desaceleración del crecimiento del empleo, que pasa de aumentar un 4% anual a un 2,6%, en coherencia con el escenario contractivo internacional, que amenaza con intensificarse con la decisión del BCE de endurecer aún más las condiciones del crédito, y si no se pone remedio al desplome de los salarios reales, principalmente fuente del consumo de los hogares. De hecho, en términos desestacionalizados se reduce trimestralmente de manera muy ligera (-0,06%). Con todo, España es de los países europeos que mejor están soportando la situación.
Desarrollamos estas tendencias con algo más de detalle en los epígrafes siguientes.
- Se amplía la base laboral, pero se frena la creación de empleo.
- En un buen trimestre para el empleo, el número de ocupados aumenta en esta ocasión de manera muy moderada, 77.700 personas respecto al trimestre anterior (un crecimiento del 0,38%), pero permite seguir ampliando la base laboral de nuestro país, que supera ya los veinte millones quinientas mil personas, un nuevo récord. Se trata, sin duda, de una muy buena noticia, que tiene efectos positivos en múltiples órdenes: en la generación de rentas para las empresas y los hogares, en la recaudación fiscal, en los ingresos de la Seguridad Social, etc. Sobre esa gran base laboral (nunca antes alcanzada) se establece un marco mucho más sólido para la economía nacional y familiar, lo que posee una enorme importancia económica y social.
- No obstante, como se avanzaba antes, el trimestre refleja ya el impacto del actual contexto restrictivo internacional. El empleo ha amentado en 514.700 personas en los últimos doce meses, pero se ralentiza la velocidad creación en 1,5 puntos porcentuales, al pasar del 4,1% al 2,6%. Y, si se eliminan los efectos estacionales del trimestre (como decimos, positivos), se estima que la ocupación cayó ligeramente un –0,06%. En suma, esto quiere decir que la creación de empleo, sin los positivos efectos habituales de los terceros trimestres, es prácticamente nula. También los flujos de entrada en el empleo se reducen respecto a los mismos trimestres de los años anteriores.
- Por sectores, la ocupación aumenta este trimestre en 52.300 personas en el sector público (1,51% mensual) y en 25.400 en el privado (0,15%). Aunque la desaceleración está siendo mayor en el sector privado, en términos anuales el empleo en el mismo crece aún a mayor ritmo que en el público (3% frente a 0,6%).
- En cuanto al tipo de jornada, aumenta mucho en el trimestre el empleo a tiempo completo (+273.900) y baja el de tiempo parcial (-196.200), algo que es un comportamiento habitual en todos los terceros trimestres. En los últimos doce meses el empleo a jornada completa aumenta en casi 590.000 personas (+3,4%) y el de jornada parcial cae en 75.100 (-2,8%). Los datos apuntan a que, como derivada de la reforma laboral, puede estarse produciendo un trasvase de empleos temporales a tiempo completo a indefinidos a tiempo completo, y de temporales estacionales a fijos discontinuos; pero lo cierto es que hace falta más tiempo y un análisis más preciso para confirmarlo.
- La estabilidad del empleo aumenta mucho.
- Los asalariados que tienen contrato indefinido se incrementan en 444.200 (+3,3% en el trimestre), mientras que los que tienen contrato temporal se reducen en 344.900 (-8,9%). En términos anuales, el empleo indefinido ha aumentado en 1.375.500 personas (+11%), mientras que el temporal ha bajado en 888.900 (-20,2%).
- Son cifras que reflejan un cambio estructural espectacular, y que es atribuible al efecto de la reforma laboral que, recordemos, tenía en la reducción de la tasa de temporalidad efectiva su objetivo número uno. Además, hay que precisar que la entrada en vigor plena de las medidas referidas a la contratación se demoró hasta el mes de abril, por lo que su efecto resulta incluso más impactante.
- Debido a esta dinámica, vuelve a caer con fuerza la tasa de temporalidad, que disminuye 2,11 puntos en el trimestre, hasta el 20,18%, la más baja desde 1987. Una tendencia coherente con las cifras que viene mostrando la afiliación a la Seguridad Social mes tras mes, y que sitúa la temporalidad así medida en el 16%, muy cerca ya de los niveles europeos (15,7%).
- El paro ha dejado de bajar.
- A pesar de que suele ser un período favorable, y como efecto conjunto de la ralentización de la creación de empleo y del mantenimiento del crecimiento de la población activa (138.500 personas más en el trimestre), el paro comienza a crecer. La ha hecho en 60.800 personas (un 2,1%).
- Pese a ello, el número total de parados cae en 436.500 en el último año, y continúa por debajo de los tres millones: 2.980.200.
- La tasa de paro aumenta 18 centésimas y se sitúa en el 12,67%. También creció en el primer trimestre del año, pero en aquel caso era algo debido a cuestiones estacionales, mientras que ahora no, lo que resulta más preocupante. No obstante, es 1,9 puntos inferior a la existente hace un año. Parece que, en el contexto actual y si se toman medidas adicionales, el descenso de la tasa de paro ha tocado fondo.
En conclusión:
Los datos de la EPA muestran de manera evidente que, de un lado, la creación de empleo se está agotando, en coherencia con la ralentización del crecimiento de la actividad y con el efecto de la inflación, que lastra el consumo de los hogares y, con ello, la demanda agregada. De igual forma, la reducción del paro parece estar tocando fondo. Por el contrario, y como aspecto positivo, cada trimestre se reafirma el impacto favorable de la última reforma laboral sobre la temporalidad y estabilidad del empleo, con cifras que cabe calificar sin exageración como históricas. En este contexto, la política económica tiene la responsabilidad de responder de manera efectiva a la negativa tendencia de la actividad, contrarrestando también el negativo endurecimiento de la política monetaria, que amenaza con hundir definitivamente las economías europeas.
Cuatro son las actuaciones que cabe exigir a la politica económica:
1) el mantenimiento de una política expansiva, que inyecte con eficiencia recursos a las familias que peor lo están pasando y que traslade de manera efectiva los fondos europeos del Next Generation EU a las empresas;
2) la aplicación de medidas quirúrgicas de control de precios sobre los sectores que están provocando las tensiones inflacionistas;
3) la promoción de un verdadero pacto social solidario que evite el hundimiento de las rentas salariales y acote los beneficios de las empresas de los sectores que actúan al margen de la competencia o están aprovechando la situación para expandir sus márgenes; y
4) la mejora de la eficacia de las políticas activas de empleo, para apurar las capacidades de nuestra economía para seguir reduciendo el desempleo a pesar de la contracción económica, poniendo el foco en los 1,2 millones de personas que aún llevan más de un año buscando empleo.