EPA TERCER TRIMESTRE 2023.

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Más empleo y de mejor calidad: se consolidan sus tendencias positivas

 

  1. En el Tercer trimestre de este año, se ha producido un nuevo impulso en el crecimiento del empleo:

El empleo ha crecido en más de 200.000 personas, y no ha sido solamente un crecimiento estacional, sino un crecimiento superior al habitual en esta época del año: el empleo, una vez desestacionalizadas las cifras ha crecido un 0,75% respecto al trimestre anterior.

Este nuevo impulso en el trimestre acumula una creación de empleo de 720.000 personas respecto al tercer trimestre de 2022, y acelera de nuevo la tasa anual de variación hasta el 3,5%, mostrando una vez más la gran fortaleza del empleo en esta fase de recuperación económica.

De esta forma, el total de empleo en España registra un nuevo nivel record de 21.265.000 personas.

El crecimiento del empleo presenta, además, unas características muy positivas:

  • El 92% de su crecimiento trimestral se registra en el sector privado, continuando una tendencia que en términos anuales ha superado el 95% del total.
  • Se produce en todos los sectores económicos (salvo el primario), con crecimientos importantes en los Servicios (+138.000 en el trimestre), pero también en la Industria (+98.000), en la que se acelera, y más levemente en la Construcción (+19.500). Lo que hace que los crecimientos anuales alcancen cifras relevantes: +682.000, +15.200 y +49.600, respectivamente.
  • La totalidad del aumento de la ocupación corresponde a empleos a tiempo completo (+379.000 personas), reduciéndose en 170.000 el empleo a tiempo parcial, aumentando de nuevo con ello la intensidad del empleo en España.
  • Asimismo, el empleo creado en el trimestre ha sido de carácter asalariado (+266.000), reduciéndose el empleo por cuenta propia (-60.000), aunque manteniendo un saldo positivo en términos anuales de 14.600 personas.
  • La calidad del empleo asalariado vuelve a aumentar, al crecer este trimestre el empleo indefinido en 232.000 personas y sólo en 34.000 el empleo temporal. Con ello la tasa de temporalidad se reduce un poco más, aproximándose a la cifra del 17%. Sólo en los últimos doce meses el empleo indefinido se ha incrementado para 1.100.000 personas, y se ha reducido en 385.000 el número de empleos temporales.

No cabe duda alguna, por lo tanto, del carácter inédito de los positivos efectos sobre la estabilidad (no solo contractual sino también real) de la Reforma Laboral desde su entrada en vigor.

  1. El desempleo en este trimestre aumenta cerca de 93.000 personas. Sin embargo, aunque pueda parecer paradójico, se trata de un dato que no es totalmente negativo por dos razones:
    • En primer lugar, porque se trata de la reacción estrictamente estacional a la finalización de una parte importante de las actividades de temporada estival: nótese que, descontados esos efectos estacionales, el paro permanece prácticamente estable: +0,01%.
    • Y, sobre todo, porque ese incremento se debe al muy positivo crecimiento de la población activa, que registra el mayor aumento trimestral al menos del último septenio (exceptuando el dato anómalo de 2020, ocasionado por la pandemia): +302.000 personas.

La fortaleza del empleo, el aumento correspondiente de las oportunidades, y la mayor calidad y estabilidad de los puestos que se ofertan desde el sistema productivo están atrayendo a muchísimas personas inactivas al mercado laboral, incluyendo a más de 40.000 que buscan su primer empleo.

En términos anuales, la población activa ha crecido en 595.100 personas. La tasa de variación anual de los activos es del 2,53%, la más alta de los últimos nueve trimestres. Con ello la población activa supera ya las 24.100.000 personas.

En el aspecto negativo, no obstante, hay que destacar que se ha producido un nuevo aumento del desempleo de larga duración, lo que apela una vez más a la necesidad de impulsar unas -eternamente pendientes- eficaces políticas de empleo.

Como resultado conjunto del impulso de empleo y del notable crecimiento de la población activa, la tasa de paro sube ligeramente, dos décimas, hasta situarse en el 11,8%.

En definitiva, los datos trimestrales de la EPA ponen de manifiesto una serie de cuestiones de gran relevancia:

Primero, la gran resiliencia mostrada por el mercado de trabajo español, que mantiene unos niveles importantes de creación de empleo incluso en un entorno europeo e internacional de clara desaceleración de las economías.

Segundo, el cambio cuantitativo y cualitativo que continúa produciéndose en el aspecto de la calidad y la estabilidad del empleo, lo que revela que las reformas abordadas han ido en la buena dirección, y así están siendo asumidas por el tejido empresarial. Este es uno de los principales avances registrados en nuestro modelo laboral, con consecuencias muy positivas para la formación (más estabilidad la incentiva), las prestaciones sociales (menos entradas y salidas al y del empleo) y la productividad (implicación laboral, experiencia y competencias profesionales, etc.). Unas reformas, en suma, que no solo deben mantenerse, sino que debe profundizarse en las mismas, recorriendo el camino pendiente hasta alcanzar un mercado laboral y unas condiciones de empleo equiparables a las de los mejores países de nuestro entorno.

Y tercero, el proceso de cierre de los diferenciales históricos que ha mantenido España respecto al resto de la UE en los aspectos de la fuerza de trabajo, de su tasa de participación laboral, y de sus niveles de empleo. Esta es la buena dirección. En este sentido, lo más importante es que continúen elevándose los volúmenes totales de empleo y de población activa, por más que ello pueda suponer una transitoria ralentización en el proceso de reducción de la tasa de paro hasta los deseados niveles europeos.

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