Segurament dir que necessitem sortir dels deu anys de mal son sanitari, dir que cal reconstruir una sanitat pública a Catalunya digna per les properes generacions pot semblar una obvietat, com ho pot semblar dir que això s’ha de fer amb amplis acords i escoltant a tothom. Però per fer-ho es imprescindible conèixer que ha passat i a on som. Cal saber, encara que sigui aproximadament, quina sanitat ens ha deixat la dècada perduda. Quines ha estat el resultat del desgovern, de l’afany de privatitzar i de retallades sustentades amb arguments ideològics.
Deu anys de polítiques austericides d’ajustos fiscals, que amb l’objectiu d’amagar injustes desigualtats, apel·laven a suposats malbarataments. Polítiques que l’economista Lionel Robbins defensava l’any 1930 en les seves controvèrsies amb John Maynard Keynes. Trenta anys mes tard Lionel Robbins, en les seves memòries, va reconèixer que tractar las crisis amb retallades i depressió: “era tant poc adequat com negar mantes i estimulants a una persona que ha caigut a un estany gelat, sobre la base de que el seu problema original era d’excés de calor’. Efectivament no es tracta d’excés de prestacions públiques, es tracta d’excés d’ideologia. No en diuen retallar, en diuen ajustar. Paul Krugman (¡Acabad ya con esta crisi! 2012) adverteix que: “el moviment de lluita contra el dèficit mai ha tingut el dèficit com objectiu; es tracta de fer servir la por al dèficit per destrossar la xarxa de protecció social”.
Deu anys de maltracta a la protecció social, a la sanitat pública, a l’educació pública i a l’habitatge públic a Catalunya, ens han deixat sense protecció davant de les carències i l’infortuni. Desprotecció pública menys tolerable quan es produeix en un país en que la pressió fiscal es del 34,2 per cent del PIB, considerablement inferior al 41,6 per cent de mitja a la zona euro. Deu anys en que ha gripat el motor de la igualtat d’oportunitats i que s’ha ampliat lo privat en detriment de lo públic. Deu anys de privatització del risc social que ens deixen davant d’una doble recuperació: la d’allò perdut en l’última dècada i la d’allò destruït per la pandèmia.
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La persistente aplicación de políticas austericidas de ajuste fiscal han desguazado el servicio de sanidad pública en Catalunya. Es necesario superar esta fase de recortes de los recursos públicos destinados a la salud, de reducir la capacidad de la prestación sanitaria pública, de maltratar a los profesionales, de derrochar la confianza que los ciudadanos habían depositado en la sanidad pública i de propiciar la expansión substitutiva de la sanidad privada en detrimento de la pública.
Necesitamos superar la ampliación provocada en la crónica infrafinanciación de la sanidad pública. Son razones para abrir una nueva etapa de reconstrucción, tarea que sólo será posible con la más amplia participación, donde todos tengan cabida y comporte la constitución de un pacto nacional para la sanidad en Catalunya.
Durante estos años muchas voces han advertido que la crisis económica y sus consecuencias no se podían considerar catástrofes naturales, a diferencia de la sindemia (termino que aportó Merrill Singer en 1990, haciendo referencia a los efectos sociales derivados de una causa biológica) provocada por la covid-19. La crisis del 2008 y la recesión de 2010 tienen una causalidad humana. Derivan de decisiones políticas, y por tanto evitables y reversibles. Propiciar un gran acuerdo del más amplio alcance político y social para la reconstrucción de la sanidad pública en Catalunya es lo que necesitamos. Un acuerdo sustentado en el conocimiento de lo que ha ocurrido y de los resultados que se han derivado. Con el ánimo de una aproximación a esta cuestión, señalaré algunos aspectos, que seguro serán parciales e incompletos, pero que pueden contribuir al necesario diagnóstico.
La primera constatación es el desguace de la protección comunitaria de los ciudadanos. Si tomamos como referencia el gasto público salud, educación y vivienda acumulada desde el año 2010 hasta el presupuesto de la Generalitat de 2020 (Llei 4/2020, de 29 de abril) y a partir de la información de la Cuenta General de cada año y de los estados mensuales de ejecución del presupuesto del Departament d’Economia i Hisienda, revaluada en términos de euros de valor constante de 2020., se observa que durante esta década se han reducido los recursos destinados a esta finalidad en 14.724 millones de euros. Entre 2010 y 2014, con gobiernos de CiU y soporte del PP, una reducción de equivalente a 6.494 millones de euros y, entre 2015 y 2020, con gobiernos de CiU/JxC y ERC, se han reducido 8.230 millones de euros.
En segundo lugar, las prioridades de estos gobiernos han estado alejadas de las necesidades de los ciudadanos más afectados por la creciente e intolerable desigualdad social. De la comparación entre el gasto en 2010 y la propuesta de presupuesto para 2020 se observa la aplicación de criterios diferentes a los recursos destinados a bienestar social que al resto de finalidades públicas.
De tal manera que la previsión inicial de gasto para Protección Y Promoción Social es sólo un 0,96 por ciento superior a la de 2010, es decir, los recursos destinados a la población más afectada por los efectos de la crisis estarán prácticamente bloqueados. Situación que contrasta con que, entre 2010 y 2018 (último dato) la tasa AROPE de riesgo de pobreza en Catalunya pasó del 19,2 por ciento al 24,7 por ciento. Lo mismo podemos observar en las dotaciones para educación que entre 2010 y 2019 tienen un incremento de solo el 0,16 por ciento. El presupuesto destinado a salud para 2020 es un 5,6 por ciento inferior a al gato sanitario en 2010.
En conjunto las prestaciones vinculadas al bienestar social se reducen durante esta década en 1,96 por ciento.
En este contexto de contracción presupuestaria se produce la paradoja de la simultaneidad de recortes en bienestar social contemporizando con el incremento de los otros gastos de la Generalitat de Catalunya no vinculados a la deuda pública, es decir, sin computar intereses ni amortización de préstamos. Estos gastos en 2020 experimentan un incremento del 28,34 por ciento. La asignación a salud para 2020 es 520 millones de euros inferior al gasto de 2010, sin embargo, los otros gastos no financieros son 3.399 millones de euros superiores a los de 2010. Esta circunstancia que hace difícilmente compatible atribuir las restricciones presupuestarias en las políticas sociales solo y exclusivamente a causas externas al gobierno, pero puede indicar un orden de prioridades poco vinculado al consenso y a promover la equidad social.
En tercer lugar, decisiones tributarias poco responsables que han condicionado la capacidad financiera. En mayo de 2011 a propuesta de CiU i PP el Parlament de Catalunya aprobó una modificación del impuesto sobre sucesiones, uno de los impuestos cedidos a la Generalitat de Catalunya y de los más progresivos (en el Reino Unido en la década de 1980 el tipo máximo llego a situarse en el 72 por ciento) La proyección de la recaudación por la imposición sobre sucesiones y donaciones muestra, en euros de valor constante de 2020, como la recaudación por estos conceptos durante esta década e relación a la media de 2009 i 2010, habría sido aproximadamente 6.230 millones superior. Es decir que sin esta reducción impositiva no habría sido necesario el recorte en la sanidad pública.
En cuarto lugar, el proceso de privatización de la sanidad. Si adoptamos como criterio de privatización de la sanidad el requerimiento de que el crecimiento de la sanidad privada sea superior al de la sanidad pública, esta ha sido una década de privatización. Según los datos del Servei Català de la Salut sobre sanidad púbica y sanidad privada en el período 2010-2018 (últimos datos) en euros de valor constante 2020, la sanidad pública con concertada disminuyó el 7,8 por ciento, en tanto que el gasto en sanidad privada no concertada creció el 17,3 por ciento, pasando de representar el 27,2 por ciento de gasto sanitario en Catalunya al 32 por ciento.
En este contexto es significativo subrayar, según los datos de la Unión Española de Aseguradoras y Reaseguradoras (UNESPA) que en España entre 2011 y 2017 el número de asegurados en sistemas privados de salud ha aumentado el 10,9 por ciento, que el valor de la prestación media recibida ha aumentado el 6,7 por ciento, pero el índice de precios del INE de seguros privados de salud ha aumentado el 36,6 por ciento.
Estas políticas han tenido consecuencias en la reducción de los recursos humanos y materiales a disposición de la sanidad pública de las que destacaré algunas. En primer lugar, en relación a efectivos de personal, según el Servei Català de la Salut (SCS) entre 2010 y 2017, los efectivos de totales de personal de la sanidad pública, con conciertos, se ha incrementado en un 3,5 por ciento. El 8,1 por ciento en personal facultativo y el 5,8 por ciento en enfermería. Evolución alejada del 17,8 por ciento y el 18 por ciento respectivamente en la sanidad privada sin concierto.
Sería importante conocer el método de cálculo de set indicador, es decir, si se refiere a personas equivalentes en jornada completa, método que evita la distorsión que genera la precariedad laboral tan extendida en sanidad, o se refiere a número de personas ocupadas sin ningún ajuste.
Es una cuestión relevante ya que, según los datos de la Estadística de Gasto Sanitario Público Total consolidado EGSPTC) el gasto de personal en el sector sanitario púbico de Catalunya durante este período, en euros de valor constate de 2020, disminuye el 8,4 por ciento, mientras el promedio de reducción del conjunto de Comunidades -Autónomas es de un 5,7 por ciento
También, se constata una asignación de recursos en sentido contrario al necesario cambio de paradigma de la prioridad sanitaria desde la cura a la prevención y la promoción de la salud. Cambio que sólo es posible reforzando los recursos destinados a Atención Primaria. También, y según la EGSPTC, entre 2010 y 2018 se ha priorizado la atención hospitalaria en detrimento de la atención primaria. En Catalunya el año 2010 el 14,4 por ciento del gasto se destinaba a atención primaria, proporción que se reduce al 13 por ciento en 2018. Al mismo tiempo la atención hospitalaria se expande del 59,2 por ciento al 65,1 por ciento del gasto sanitario.
Los datos son tozudos. Según el Servei Català de la Salutes la disposición de camas hospitalarias en hospitales públicos, incluidos los concertados, ha pasado de 14.072 camas en 2010 a 12.776 en 2019, una reducción del 9,2 por ciento. Evolución muy diferente de la de las camas en hospitales privados no concertados. Entre 2010 y 2017 (últimos datos de privados no concertados) las camas de los hospitales privados no concertados aumentaron el 11,4 por ciento y las camas en púbicos con concertados disminuyeron el 7,7 por ciento.
Estos recortes de presupuesto que provocan la disminución de los medios personales y materiales tienen una tercera consecuencia: la reducción de la actividad de atención asistencial y el incremento de las listas de espera. En primer lugar, cabe señalar que la atención primaria, a pesar del maltrato a que ha estado sometida ha mantenido su actividad. Según el SCS en 2010 se realizaron 48,3 millones de visitas y 49,3 millones en 2019.
Por su parte, las altas hospitalarias en la sanidad pública con conciertos, entre 2010 y 2017 han pasado de 740.517 a 738.019, una pequeña reducción de sólo el 0’3 por ciento que contrasta, sin embargo, con el aumento del 8 por ciento en las altas hospitalarias privadas no concertadas.
Un indicador más significativo, las estancias hospitalarias, durante el mismo período y con datos del SCS pasaron de 8.435.301 a 7.795.84, una reducción del 5,4 por ciento. Nada que ver con el aumento de las estancias hospitalarias en centros privados no concertados que aumentaron el 44,3 por ciento.
Una evolución parecida a las estancias hospitalarias se observa en la actividad de las urgencias públicas que ha disminuido en un 4 por ciento. Pasando de 3.697.430 en 2010 a 3.547.050 en 2019, también a mucha distancia del aumento del 44,3 por ciento registrado en privados no concertados.
Finalmente, la dificultad para obtener datos coherentes y homogéneos para observar la evolución cronológica de las listas de espera resume la sensación de desgobierno y de falta de transparencia de estos años de gestión de la sanidad pública en Catalunya. El cambio de metodología de cálculo de las listas de espera ¿Si es que se trata de eso? No justifica la opacidad en la presentación de la información. Opacidad que va desde años en que los datos se encuentran en hojas de cálculo de 4.000 líneas sin totalizar y que requieren horas de manipulación por parte del que realiza la consulta, hasta falta de información en los accesos a las consultas sobre por qué razones el año 2010 la lista de espera de cirugía es de 56.670, el año 2013 sube a 75.075, el año 2014 baja a 57.191 y el 2015 vuelve a baja a 31.018.
La información más homogénea es la de pruebas diagnósticas, cuya lista de espera aumenta entre 2010 y 2019 el 43,5 por ciento, pasando de 53 días a 83. Una referencia del nivel se puede apreciar en la comparación de listas de espera del 2019 entre Catalunya y las demás CCAA. Este año la lista de espera de cirugía es de 8,7 per 1.000 habitantes sobre un promedio de 5,5, y la de consultas externas es de 90 por 1.000 habitantes sobre un promedio de 4,7 en el conjunto de CCAA.
Nietzsche (citado por René Passet,2013) decía: “Inventando la mentira de un mundo ideal se hizo perder a la realidad su valor, su significado, su veracidad. La mentira del ideal fue hasta ahora la maldición que pesaba sobre la realidad”. Necesitamos un esfuerzo colectivo para cambiar (no abandonar) la prioridad de la identidad por la prioridad de la realidad. En primer lugar, para salvar vidas y proteger a los ciudadanos de la covid-19, pero también para reconstruir el sistema sanitario público y protegerlo de los impactos de la lógica de los mercados. Necesitamos hacer frente a la necesaria negociación para la reconstrucción del compromiso comunitario con la salud, para construir el contrato social sanitario, social y federal.
[…] Aquest article s’ha publicat originalment al web de Economistas Frente a la Crisis […]
El informe es devastador!!! ¿Y estos mismos responsables neoliberales, que incluso se consideran «d’esquerras», pretenden llevarnos a una independencia idílica???? Pregunta inquietante: ¿es posible realmente revertir/subvertir esta situación?
Gracias mil por la información y la investigación que hay detrás. Un abrazo cordial,
María José Aubet
[…] Aquest article s’ha publicat originalment al web de Economistas Frente a la Crisis […]
Es un artículo fantástico. Personalmente creo que en sanidad es dónde más deberíamos invertir. Si no tenemos salud, no podemos hacer nada. Si hubieran prestado la atención suficiente a la sanidad, lo mismo esta pandemia no tiene el mismo impacto…