Mujeres, desigualdad salarial y sector público

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Conocer la desigualdad salarial y por sexo en el sector público para poder comparar con lo que ocurre en el sector privado tiene gran interés, pero es una información a la que, con los datos publicados por la estadística oficial, solo se llega de manera indirecta.

El Decil de salarios del trabajo principal de la EPA, que ofrece una visión detallada y profunda sobre la desigualdad salarial, no presenta la desagregación cruzada entre tipo de sector y sexo. Sin embargo, una publicación del INE (Mujeres y hombres en España) contiene un apartado sobre salarios y cohesión social que incluye un cuadro con los porcentajes de asalariados que corresponden al sector público y al privado en cada decil clasificados por sexo (en febrero 2024 se publicó el cuadro con los datos de 2022). Los porcentajes de esa tabla se han aplicado sobre los datos del decil de la EPA de aquel año para obtener los dos últimos gráficos (por el redondeo a un decimal de los datos publicados en la estadística de salarios y cohesión social puede haber pequeñas discrepancias con los publicados en el decil de la EPA).

Como los gráficos que vienen después analizan distribuciones de asalariados por deciles conviene recordar que estos representan la población asalariada ordenada de menos a más salario en diez porciones iguales o deciles, de tal forma que en el decil 1 se sitúa el 10% de los asalariados que tiene menos salario, y en el decil 10 el 10% que tiene mayor salario. Esa división en diez partes iguales permite conocer cuáles eran en 2022 los límites salariales para estar situado en uno u otro decil.

En el cuadro anterior figuran los salarios mensuales promedio que percibieron en conjunto los hombres y las mujeres en cada decil en 2022 y los límites de ganancia en euros mensuales para estar incluido en un decil o en otro (nótese que el límite inferior para estar incluido en un decil es también el límite superior del decil anterior y que no figura el límite inferior del primer decil, que correspondería a la persona con menor salario, información poco relevante y difícil de obtener en una encuesta).

En la tabla anterior no se distingue el salario medio por sexo y tipo de sector en cada decil, ya que las cifras publicadas son similares, pues el salario, independientemente del sexo, es lo que determina la pertenencia a cada decil. Sí es muy relevante conocer el salario mensual promedio total por sexo (2.303€ entre los hombres y 1.942€ entre las mujeres) y por tipo de sector (1.958€ en el sector privado y 2.835€ en el sector público). Y también lo es recordar que las diferencias salariales entre ambos sectores no tienen su origen en una injusticia clientelar de los gobernantes, como sostiene periódicamente cierta prensa poco amante de los servicios públicos, sino en un mayor nivel formativo y profesional en condiciones de competencia más objetivas y frecuentemente peor retribuido que en el sector privado.

Según los datos del cuadro, el 10% de la población asalariada con menor salario, el primer decil, percibe un salario bruto inferior a 956€, con un promedio de 623€ mensuales. En el segundo decil, la siguiente porción del 10% de los asalariados ordenados según su salario de menos a más, se encuentran los que perciben entre 956€ y 1.253€, con un promedio de 1.139€, y así sucesivamente… No debe extrañar que las percepciones promedio de los asalariados en los dos primeros deciles puedan ser inferiores o muy inferiores al Salario Mínimo (SMI), pues en ellos se concentran los trabajadores a tiempo parcial, que perciben un salario proporcional a su jornada de trabajo reducida. En 2022 el 93% de los asalariados del primer decil estaban en el tiempo parcial; en el segundo decil, el 27% se encontraba en esa modalidad contractual y ya en el tercero tan solo el 9%.

El peso del trabajo a tiempo parcial en el conjunto de los asalariados era en 2022 el 15%, pero muy diferente por sexo: el 6% entre los hombres y el 24% entre las mujeres. Eso explica en buena parte la abundancia de mujeres en los primeros deciles, como veremos en G.1. Y otro dato a considerar es que el trabajo a tiempo parcial, a diferencia de lo que ocurre en otros países comunitarios, en España es frecuentemente indeseado (en 2022 el 50% tenía un contrato a tiempo parcial por no poder encontrar un trabajo a jornada completa, el 52% entre los hombres y el 49% entre las mujeres).

Antes de pasar a los gráficos, conviene también recordar que los asalariados del sector público son aproximadamente el 20% de los asalariados; y que entre los asalariados del sector público las mujeres son amplia mayoría. En 2022 eran el 58%, lo que contrasta con su participación del 46% en el sector privado. Sobre el conjunto de los asalariados las mujeres eran entonces el 48%.

Sin embargo, esa mayoría de mujeres en el conjunto del sector público no es extensible a todos los tipos de administración pública. En la administración autonómica, donde se encuentra el grueso de los asalariados del sector público (el 59% de todos ellos en 2022), las mujeres son muy amplia mayoría, el 68,3%, pero en la administración central, el 15% del sector público en número de asalariados, las mujeres no llegan a ser un tercio (el 32,2%). En la administración local, el 20% del sector público, las mujeres están a la par con los hombres, al 50%. Entre las empresas e instituciones públicas (el 5% del sector público) las mujeres vuelven a estar en minoría, con un 34,1%, y entre el 1% del sector público que trabaja para la Seguridad Social, son mujeres el 77%, porcentaje todavía mayor que en la administración autonómica. Con la anterior panorámica estadística se puede entender mejor lo que sigue.

Desigualdad salarial y por sexo entre los sectores público y privado

En G.1 se representan los asalariados por sexo en cada uno de los deciles en 2022. Los datos son conocidos por el decil de salarios de la EPA, cuya estadística, que se ha tomado como referencia, no contiene la clasificación cruzada por sexo y tipo de sector.

En G.1 se observa que analizar la suma total de los asalariados por sexo en cada uno de los deciles carecería de interés, pues estos son por definición porciones de la población iguales o muy próximas al 10%. Lo que es relevante en el análisis por deciles es conocer cómo se distribuyen en ellos poblaciones de distintas características, por ejemplo, el sexo. Así, en G.1 podemos observar que las mujeres son muchas más en el decil 1, ese 10% de la población asalariada que tiene un salario menor, y que en los siguientes deciles, el 2 y el 3, las mujeres siguen siendo mayoría. Esto significa que las mujeres padecen una gran desventaja en el reparto salarial, pues son muy mayoritarias en los tres primeros deciles, donde se encuentra el 30% de la población con salario inferior.

A partir del cuarto decil, cuando la remuneración salarial mejora sustancialmente, se produce el sorpasso de los hombres, que ya son mayoría hasta el decil diez o último, donde se encuentra la porción del 10% de los asalariados con mejor salario. En los deciles de salarios intermedios 5,6 y 7, la brecha entre hombres y mujeres es muy amplia. Sin embargo, esa brecha mejora en el decil 8 y sobre todo en el 9, donde hombres y mujeres están casi a la par. Solo al llegar al 10% con salario mayor, el decil 10, las mujeres vuelven a ser notablemente minoritarias. Esos movimientos que se observan en G.1 en los deciles 8, 9 y 10 tienen mucho que ver con la distribución de los asalariados por sexo entre los sectores público y privado, el objeto divulgativo relevante de esta investigación estadística.

Veamos, pues, lo que ocurre en los deciles salariales clasificados por sexo diferenciando entre el sector privado y el público. En G.2 se representa la distribución de hombres y mujeres que trabajan en el sector privado entre los deciles salariales. Se han excluido, por tanto, los asalariados del sector público, que, aunque solo suponen el 20% de los asalariados, modifican considerablemente los últimos deciles del gráfico respecto a lo que se observa entre el total de los asalariados, anteriormente representado en G.1. (Téngase también en cuenta que la suma por sexo en cada uno de los deciles en G.2 no tiene ahora que ser igual o similar, como en G.1, pues en G.2 hay un colectivo asalariado excluido que no está siendo clasificado.)

En G.2 se observa que la distribución de las mujeres en cuanto a los salarios en el sector privado se simplifica porque invariablemente van a peor, es decir, que cuanto más bajo es el salario más mujeres encontramos, en el primer decil desproporcionadamente. A medida que el salario va creciendo en los deciles hacia arriba las mujeres van siendo menos, en un descenso que se modera a partir del quinto decil.

A los hombres en el sector privado les ocurre otra cosa. Son menos entre los salarios más bajos de los primeros deciles y van siendo más a medida que crece el salario hasta el quinto decil. Después van disminuyendo hasta el decil 9, pero siempre con una amplia brecha respecto al número de mujeres, para volver a crecer entre los salarios más altos del último decil, en el que la brecha vuelve a expandirse.

Toca pues llegar al gráfico del sector público, el más interesante por su excepcionalidad. En G.3 se representa la distribución de los trabajadores del sector público entre los deciles de salarios.

En el sector público representado en G.3 ocurren varios sucesos diferenciales. Para empezar, por ser los salarios en el sector público superiores a los del sector privado, encontramos pocos asalariados de ambos sexos en los primeros deciles. Además, las mujeres tienen más peso en conjunto, por ser bastantes más que los hombres en el sector público, y su proporción es muy superior desde el sexto hasta el noveno decil.

Esa muy superior representación de mujeres entre el sexto y el noveno decil en el sector público es muy llamativa, sobre todo si se compara con lo que ocurre en el sector privado representado en G.2 en esos mismos deciles. También es muy llamativo en G.3 el descenso considerable de mujeres respecto a su fuerte tendencia creciente justo al llegar al último decil. Tanto que, saliéndose de la norma, en el decil 10 los hombres pasan a ser más que las mujeres (en el decil 5 también lo son, pero en una magnitud muy inferior).

Conclusiones

A la vista de la abundante información que contienen los gráficos, cada cual puede extraer sus propias conclusiones. Las mías, por resumir y sin entrar en detalle, son las siguientes:

1.- El sector público, donde, a diferencia del sector privado, las condiciones de entrada son mayoritariamente objetivas, las mujeres son amplia mayoría (el 59%). En la administración autonómica, donde se encuentran 6 de cada diez trabajadores asalariados públicos, esa diferencia es todavía mayor (68% de mujeres).

 2.- El sector público es un potente amortiguador de la desigualdad salarial entre hombres y mujeres, que es muy acentuada en el sector privado. La desigualdad salarial por género sería mucho mayor entre los deciles intermedios y altos de no ser porque las mujeres son muy mayoritarias en el sector público en salarios que se encuentran entre los deciles 6 a 9.

  1. El consabido techo de cristal es también una realidad en el sector público, aunque de manera mucho menos acentuada que en el sector privado. En el decil más alto, el 10% de los asalariados del sector público con mejor salario, las mujeres retroceden en su progresión hacia arriba y los hombres consiguen ser mayoría.

4.- Sería interesante investigar hasta qué punto esa menor representación de las mujeres entre los puestos directivos con mayor salario dentro del sector público se debe más a una libre elección (como parece ocurrir en la más alta cúpula del poder económico mundial, donde las mujeres brillan por su ausencia) que a una imposición por obstáculos discriminatorios directos o indirectos.

About Luis Molina Temboury

Economista especializado en el análisis estadístico de la desigualdad. Convencido de que para revertir la escalada de la desigualdad extrema tendremos que acordar un límite al patrimonio. Cuanto antes mejor. Miembro de Economistas Frente a la Crisis

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