EPA, Cuarto Trimestre de 2021: El empleo sigue fuerte. Ahora debe mejorar su calidad

Las cifras conocidas hoy de la Encuesta de Población Activa del cuarto trimestre del año pasado, que no es estacionalmente de los mejores para el mercado laboral, vienen a reafirmar la tendencia constatada desde el segundo trimestre, consolidando un fuerte aumento del empleo y una importante reducción del paro.

En esta ocasión la ocupación aumentó en 150.900 personas y el desempleo se redujo en 312.900 personas, la mayor caída en un cuarto trimestre y la segunda mayor de cualquiera de toda la serie histórica.

Con ello, el número total de personas desempleadas cae hasta 3.103.800, y la tasa de paro se reduce 1,2 puntos y se sitúa en el 13,3%, no solo inferior a la que había antes de la pandemia (13,8%), sino la más baja desde el tercer trimestre de 2008, cuando su tendencia era creciente al mostrar los primeros impactos negativo de la Gran Recesión. En el lado menos positivo hay que destacar que una parte de la reducción del desempleo en este trimestre se debe a la reducción de la población activa.

En términos desestacionalizados, el aumento del empleo en el trimestre ha sido del 1,2%, y la reducción del paro del 7,8%, cifras ambas también muy reseñables.

Por su parte, en los últimos doce meses la ocupación ha crecido en 840.700 personas (4,4%) y el paro ha caído en 616.000 (-16,6%), a pesar incluso de que el número de activos totales ha crecido moderadamente (1%).

Son, sin duda, resultados todos ellos muy positivos, que reflejan el buen ritmo de creación de empleo y de reducción del desempleo, consecuencia del empuje de la actividad económica posibilitada por la extensión de la vacunación y la consiguiente reducción de las restricciones de todo tipo.

En cuanto al análisis más desagregado destacan los datos siguientes:

• La totalidad del crecimiento del empleo en el trimestre corresponde al sector privado (162.500 personas), dado que el empleo del sector público se ha reducido en 8.500 personas. En términos anuales, en los últimos cuatro trimestres el crecimiento del empleo se debe muy mayoritariamente al sector privado, en el que se han creado casi nueve de cada diez empleos.
• En el incremento trimestral del empleo ha sido mayoritario el crecimiento del empleo por cuenta propia (96.000 personas más) frente al empleo asalariado (+57.700), aunque no en el conjunto del año, donde casi nueve de cada diez nuevos empleos son asalariados.
• En cuanto a la estabilidad del empleo creado, la totalidad del crecimiento registrado en el trimestre (150.600 personas) corresponde a trabajadores con contrato indefinido, mientras que el empleo temporal se ha reducido en 92.900 personas. En términos anuales, la situación no resulta tan favorable: el empleo indefinido se ha elevado en 425.000 personas, pero el temporal lo ha hecho en 307.700. Lo que indica que la creación de empleo se concentró los primeros trimestres en un fuerte crecimiento del empleo temporal. Con los últimos datos, la tasa de temporalidad en el último trimestre se situó en un 25,4%, seis décimas menos que el trimestre anterior, pero ocho más que hace un año.
• El empleo se ha creado, tanto en este trimestre como en el año completo, sobre todo en los Servicios y en el sector primario y la Industria, en tanto que la Construcción muestra un perfil mucho más débil.
• Asimismo, la creación de empleo es generalizada en cuanto a su dimensión territorial. En el conjunto del año destaca el dinamismo del empleo en Canarias, Murcia, Castilla La Mancha y Andalucía, todas ellas superando el cinco por ciento de crecimiento (Canarias 13,4%).
• Tres CCAA, Aragón, Navarra y País Vasco, presentan tasas de paro ya inferiores al diez por ciento (en el caso del paro masculino esto se produce en nueve CCAA), y siete más se sitúan por debajo del doce por ciento, lo que indica la magnitud de las disparidades por género y regionales, y una elevada concentración territorial del desempleo.

En suma, las cifras de la EPA muestran, por tanto, que la senda de creación de empleo y reducción del paro parece consolidada, y que el ritmo es muy notable (lo que destaca especialmente por los datos desestacionalizados de este trimestre), como suele suceder en nuestro país en todas las salidas de las crisis.

Los problemas, sin embargo, siguen estando también situados en los mismos lugares tradicionales: la falta de estabilidad del empleo creado y un bajo crecimiento de la productividad, constatable precisamente por la elevada elasticidad del empleo creado respecto al crecimiento del PIB, incluso descontando el menor crecimiento de las horas trabajadas, que aún son inferiores a las previas al inicio de la pandemia.

A lo largo de los próximos trimestres, podremos comprobar si dos grandes elementos tienen la necesaria capacidad correctora de estos problemas. Por una parte, la reforma laboral aprobada recientemente, que debería permitir la superación de la alta tasa de temporalidad del empleo. Y para poder realizar esa comprobación, por cierto, se precisa que el INE haga las modificaciones necesarias en las clasificaciones de los contratos en la EPA. Y, por otra, la actuación de la aplicación de los Fondos Europeos sobre el desarrollo de nuevas actividades con productividades más elevadas.