Votar por un futuro de progreso
El neoliberalismo es la opción de una derecha radicalizada
Las elecciones del 28A podrían tener como resultado la devolución de España a un oscuro pasado. O pueden abrir el futuro al progreso.
El nuevo panorama político en el espacio de la derecha, con la aparición de un partido de extrema derecha y la radicalización de las otras dos fuerzas, confiere una especial y grave trascendencia a la próxima consulta electoral del 28A: la posibilidad de que la alianza de los tres partidos alcance a formar Gobierno, es real.
La economía es política concentrada. No sólo es muy preocupante que puedan revertirse derechos y libertades que forman parte de nuestro acervo, como los reconocidos en la regulación del aborto, la constitución de familias diversas, los permisos de paternidad, la lucha contra la violencia de género… sino también que pueda retrocederse en aquellas políticas que contribuyen a la reducción de la desigualdad, auténtica lacra de nuestra sociedad, alarmantemente agudizada por el modo en el que la política económica ha gestionado la salida de la “Gran Recesión.
Las fuerzas políticas y sociales comprometidas con la democracia y el progreso –en particular aquellas que sustentan al actual Gobierno- debieran ser muy conscientes de que, para frenar la involución, mantener en el tiempo los avances sociales y continuar en la senda del progreso que España inició con la conquista de la democracia, es necesario que la derecha radicalizada sea frenada con el voto en las urnas.
Las fuerzas de progreso deben concretar propuestas y comprometerse para los próximos cuatro años con las políticas que rescaten de la incertidumbre y de la precariedad a amplias capas sociales negativamente afectadas por la globalización y el cambio de las estructuras productivas. Deben despejar las dudas sobre las necesarias derogaciones de la reforma laboral y la de pensiones, y sobre un nuevo modelo de financiación de la Seguridad Social. Deben superar la confusión conceptual de los planteamientos medioambientales y de la regulación energética. Deben corregir el sistema de financiación autonómico, al tiempo que cohesionan el territorio… A todo lo cual deben añadir la apuesta decidida pero crítica para hacer avanzar de nuevo a Europa.
Planteamientos claros, de progreso, que generen confianza y destierren las dudas de los ciudadanos y las ciudadanas. Porque, de otra forma, podrían quedarse en sus casas y abrir la puerta a una derecha intransigente. La abstención es un voto entregado a la derecha. No es el momento de rebajar el nivel de ambición. Por el contrario, es hoy el día de mostrar sin dudas las propuestas económicas que convocan a toda la izquierda, que despertarían el entusiasmo de la España progresista, dirigidas inequívocamente a mejorar la calidad de vida de una amplia mayoría social.
En suma, no puede haber otro objetivo que ganar -con argumentos propios- los votos de la abstención y de los ciudadanos que creen en el progreso de la sociedad… debilitando la base electoral de una derecha que mira al pasado.
Por todo ello, Economistas Frente a la Crisis considera imprescindible reafirmar que, en su opinión:
- No serán las políticas de la derecha -sino las políticas progresistas- las que permitirán la recuperación de los derechos laborales perdidos, la vuelta al equilibrio en las relaciones laborales, el crecimiento de la productividad, el reparto proporcionado de sus frutos y la superación de toda forma de precariedad laboral como vía falsa de competitividad.
- No serán las opciones vinculadas con los grupos privilegiados, aquellos que sistemáticamente se oponen a gravar de manera justa las rentas de capital y los beneficios de las grandes empresas, las que permitan cerrar la gran distancia negativa que nos separa de la mayoría de los países europeos en recursos públicos para sostener y desarrollar el Estado de Bienestar.
- No serán los políticos de la derecha, conectados con los espacios de poder de los grandes grupos de intereses económicos, los que procuren una regulación de los mercados que maximice su eficiencia, los que impulsen y piloten la transición energética y medioambiental, los que estimulen la digitalización de la economía, compensando sus consecuencias y repartiendo equitativamente sus beneficios.
- No serán las políticas desreguladoras y “mercadistas” las que garanticen el cambio de modelo productivo que debe sacar a España de sus seculares retrasos, convirtiéndola en una sociedad más próspera, más abierta, más plural, más igualitaria y más inclusiva. Ni las que harán de España un país más transparente, con una ética pública y privada capaz de enterrar las corrupciones y despilfarros sufridos en épocas recientes.
- No será, en fin, la retrógrada política de una derecha reaccionaria la que incorpore la igualdad de género y el feminismo, uno de los vectores de transformación social más imparable de nuestra sociedad, para traducirlo en leyes igualitarias que eliminen discriminaciones basadas en el machismo y que perpetúan, entre otras injusticias, una brecha salarial injustificable incluso desde la teoría económica.
Todo esto que la derecha no hará, responde a lo que la derecha ha hecho y a lo que anuncia. Porque no pertenece a su ámbito político. Solo la izquierda y las fuerzas que la acompañen pueden hacerlo.
Los ocho meses de gobierno socialista han señalado que, con voluntad política, se pueden conformar mayorías que apuntalen el progreso para toda la ciudadanía. Pero no ha sido suficiente. Se debe intensificar el nivel de ambición en el plano laboral, en el fiscal, medioambiental, energético, educativo, en las políticas sociales y la financiación autonómica.
Esta cita electoral tiene una importancia crucial, decisiva. Nuestro país no se puede permitir ningún paso atrás. Por todo ello hacemos un llamamiento a los partidos políticos, a los sindicatos y a las organizaciones ciudadanas progresistas para que converjan en los aspectos esenciales y comprometan políticas alternativas que den soluciones efectivas a los problemas de nuestra sociedad y, en especial, a los de la población que todavía no ha dejado la crisis atrás.
Movilizar los votos de una mayoría social que tome las riendas de un futuro de progreso. Esta es la cuestión.
Economistas Frente a la Crisis
25 marzo 2019
[…] Economistas Frente a la Crisis ante la próxima cita electoral […]
Queridos amigos
Se supone que EFC es una plataforma de pensamiento económico-social progresista, pero ser progresista requiere una actitud abierta, serena, respetuosa aunque firme respecto a otros posicionamientos políticos y en ningún caso caer en el sectarismo y en la simplificación ideológica.
Incluir a Ciudadanos en “las tres derechas” con las que es imposible el diálogo me parece un desatino además de un planteamiento profundamente injusto. Con este mensaje, indirecta o deliberadamente se blanquea a otras derechas muy significativas, las secesionistas, con las que se preconiza un diálogo que se ha demostrado que no conduce a nada.
Alguien puede pensar que puede haber algún secesionismo progresista? De verdad alguien puede considerar progresistas a Rufián, Tardá, Junqueras u Otegui? Y ya no digamos a Torra, Puigdemont o cualquiera del PNV.
¿Es más admisible y progresista gobernar en España con los apoyos parlamentarios de los secesionistas que gobernar en Andalucía con el apoyo parlamentario de Vox?
¿Una posible desmembración de España puede resultar positiva y progresista?
Parece cierto que Vox es la reedición española de la Asociación Nacional del Rifle y el Tea Party americanos. Siguiendo con el modelo americano, el PP resultaría el republicanismo clásico en el que se mezcla gente conservadora pero muy diversa, desde Reagan a Mc Cain y en el que puede triunfar alguien como Trump. También tuvo a alguien como Eisenhower que en algunos aspectos hubiera podido considerársele como un demócrata.
A mi juicio, Ciudadanos, apoyado por gente como Savater, Pagazaurtundúa y unos cuantos socialistas centrifugados por Sánchez, no tiene nada que ver ni con el PP ni mucho menos con Vox.
Ciudadanos puede aportar ponderación y equilibrio en los temas sociales y políticos para pactar con PSOE y PP, transversalidad absolutamente necesaria en el mundo y circunstancias actuales, y aportar a la vez la firmeza y claridad necesaria para combatir el secesionismo, lo que no tienen ninguno de los otros dos partidos, PP y PSOE, que por mantener sus respectivos gobiernos han sostenido tradicionalmente a los partidos separatistas permitiendo que la situación haya llegado al estado actual.
Ahora C’s ha llegado a la conclusión de que con Pedro Sánchez y su PSOE, no hay ninguna posibilidad de encuentro. No veo ninguna ventaja diferencial en un encuentro con el PP, que es lo que propugna ahora C’s, sin que ello me impida entender la decepción que pueda tener C’s con Pedro Sánchez y su equipo, salvando en lo que se pueda a Borrell. Desde luego creo que sería mucho más fácil un entendimiento económico de Garicano y Toni Roldán con Nadia Calviño o su posible sustituta, Natalia Fabra, que con Daniel Lacalle.
En un clima político tan enrarecido, para mí la mejor opción sería un gobierno del PSOE de Javier Fernandez ó Rubalcaba con Ciudadanos, lo que evidentemente ahora no es real, pero algo se debería o podría hacer para que fuese posible.
Este hipotético gobierno debería pactar con el PP y si fuese posible con UP, todas las iniciativas de orden constitucional transversal como la educación, la sanidad, la justicia, la política territorial, la reforma laboral y la futura y necesaria reforma empresarial progresista, así como las demás leyes que deban mantenerse en cualquier gobierno, como la necesaria reforma constitucional, creando un marco estable que se supone que la izquierda utilizará de forma progresista y la derecha quizás de una forma restringida o moderada pero no podrá evitar, y así el pais irá progresando…y ojalá pudiera atraerse a la sensatez a Vox, porque ya veremos después del escrutinio que Vox representa a muchos miles de españoles desencantados con el panorama actual.
Pero todo esto quizás sea pura ficción por lo que para algunos el 28A nos resulta poco esperanzador.
Siguiendo con lo que digo al principio, no me parece adecuado que una entidad como EFC, que debería mantener una tónica de imparcialidad objetiva, progresista pero cargada de razón objetiva, se posicione tan claramente a favor de ningún partido, lo que me temo que restará credibilidad a sus análisis, cosa que deploraremos todos sus seguidores.
Saludos cordiales
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