Programa de Compras de Emergencia para la Pandemia (PEPP, siglas en inglés), liquidez en expansión, ERTE, líneas de crédito subvencionadas, partidas específicas a fondo perdido para empresas, gestión de tipos de interés negativos, preocupación por la deflación, programas multimillonarios de inversión tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea (con la Next Generation como buque insignia)… Estas son medidas centrales que se están adoptando tras la crisis pandémica. El cambio en relación a lo aplicado durante la Gran Recesión no admite réplica: ni los graznidos –utilizando una expresión de Keynes– más acendrados de los halcones económicos acallan esta nueva senda.
La heterodoxia empapa el sancta santorum de los impuestos: el propio FMI reclama una tasa a las rentas más altas para pagar la factura del Covid-19, una formulación que ya realizaron hace unos años Piketty y Zucman, siendo descalificada. En este escenario de reivindicación de las cargas impositivas, otros se dedican a predicar, como siempre, que la solución está en bajar los impuestos: a día en las contiendas electorales, por boca de candidatos conservadores. Son herramientas fallidas, con datos en la mano: véanse los trabajos académicos de Piketty, Sanz, Zucman, De Grawe, Keen, Eichengreen, entre otros autores. Victor Gaspar, Jefe de Fiscalidad del FMI, afirma, rotundo, que la gran lección de esta crisis vírica es que la política fiscal es una herramienta muy poderosa. Y añade: accesos más fáciles a la financiación de los países permiten recuperaciones más tempranas, como se está viendo en Estados Unidos y en China.
La deuda pública, siempre invocada, preocupa menos que en la crisis de 2008. Los déficits públicos se corregirán con el advenimiento del crecimiento económico, más adelante. Cristopher Pissarides, Premio Nobel de Economía, llega a aseverar la condonación de la deuda soberana de Italia o Grecia, si el endeudamiento es insostenible (algo parecido propusieron Carmen Reinhart, economista jefe del Banco Mundial, y Kenneth Rogoff, para el caso de España, en 2012-2013). Jean Pisani-Ferry, economista de Bruegel, otrora asesor de Emmanual Macron, ofrece una metáfora precisa: se está derrumbando la muralla del Tratado de Maastricht. Y Fabio , del Comité Ejecutivo del BCE lo enfatiza: mejor inyectar los máximos estímulos que quedarse corto. La nave vira…e la nave va.
En tal sentido, se está investigando y publicando mucho sobre las enormes contradicciones del capitalismo en su fase actual. Las aportaciones provienen de economistas que no se adscriben a lo que podríamos calificar como economía heterodoxa, en el sentido más político del término: Banerjee-Duflo, Premios Nobel de Economía; Deaton, Premio Nobel de Economía; Milanovic; Moore; Pilling; Rodrik; Tepper (véanse las referencias bibliográficas al final del texto). Buena parte de los expertos citados provienen de prestigiosas universidades e instituciones. Y no son, la mayoría de ellos, economistas radicales: estudian, observan, analizan la realidad, fundamentándose en la historia económica para comprobar los datos. El envite a los templos neoliberales está servido.
Esto que, de manera estilizada, se acaba de exponer, hubiera sido impensable hace sólo un par de años. La doctrina del mainstream era otra: controlar el gasto, equilibrar las cuentas públicas, reducir drásticamente los déficits, no endeudarse, todo en un plano teórico que asimilaba la economía pública con la familiar (como si ambas pudieran compararse). Pero las crisis acaban siendo laboratorios para que los economistas reflexionen y apliquen medidas conocidas. O para que direccionen otras distintas, sobre fundamentos no ignotos, pero poco propiciados. Por ejemplo, la recuperación de la idea, potente, del papel del sector público –del Estado– en la economía. Un aspecto que Mariana Mazucatto, quizás la economista experta en innovación más relevante en estos momentos, viene publicando desde hace años, con aleccionadores trabajos recientes.
Una crisis espoleada por un virus nos ha hecho ver lo importante que es disponer de servicios públicos bien dotados. De hecho, los países y/o las regiones que los desmantelaron parcialmente durante la Gran Recesión se están viendo con mayores escollos para encarar el desafío presente. De nuevo: lecciones de la historia económica. Este cambio de paradigma impregna policymakers, pero también el mundo académico: la oposición aparece, cabalgando sobre palestras poderosas. Aquí persiste un cierto talibanismo ideológico, pétreo, que proviene de los preceptos de la escuela austríaca –Von Misses, Von Hayek, Premio Nobel de Economía– y del neoliberalismo –Milton Friedman, Premio Nobel de Economía, como sumo sacerdote–: una defensa cerrada de los mercados libres –y de los accionistas empresariales– en los que las franjas de renta más elevadas se encuentran cómodas.
La falacia: esos sectores, los más ricos, son los que al final tienen la capacidad de invertir, de gastar. Por tanto, la reducción de impuestos se traduce en la herramienta a impulsar. Medidas lesivas por sus consecuencias sociales: los datos son incontrovertibles (precariedad laboral, aumento de la desigualdad, diferenciaciones profundas de renta). Pero la obstinación teológica persiste. Esta es la que se está cuestionando de manera firme, por vez primera desde la revolución conservadora de los años 1980.
Los proyectos económicos conocidos de Joe Biden marcan el camino: más gasto público en infraestructuras, en investigación, en políticas sociales y sanitarias, con elevación de la deuda y del déficit. La respuesta europea, más timorata. Pero diametralmente opuesta a la desplegada desde 2008 (con un Jean Claude Trichet, presidente del BCE, que subió los tipos de interés), hasta la llegada de Mario Draghi al BCE (que los mantuvo bajos y prometió liquidez monetaria). ¿Hasta cuándo? ¿Cuál puede ser el límite de esta expansión fiscal, con dos objetivos básicos: la recuperación de la demanda agregada y el repunte de los precios? He aquí el gran dilema para los economistas, para los políticos. Reducciones tempranas tienen consecuencias conocidas en el pasado (1937, 2010): el regreso a la recesión. La forma de W –en el mejor de los casos– en el PIB. El reto va a ser, de nuevo, el abordaje de la política monetaria, estrechamente vinculada ahora con la política fiscal. El avance de la deuda, en concreto: ¿qué hacer? ¿cómo resolver la generación de inmensas bolsas de endeudamiento a partir de dinero fiduciario? Los trabajos de Petitfor y Keldon contribuyen a desvelar esa ecuación.
El debate está abierto. Lo que parece evidente es que los dogmas del pasado se han puesto en hibernación. Básicamente, porque no funcionaron para el conjunto de la sociedad, si bien fueron provechosos para segmentos específicos de la misma: los más ricos. Urge contrastar los argumentos con datos, con números, con el análisis de experiencias pasadas. Y dejar la teología para quienes son competentes en ella: los que piensan, religiosamente, en los avatares de la vida y del espíritu; incluso del más allá. Pero eso no es el objetivo de la ciencia económica, que debiera velar por el bienestar, aquí, de las personas.
Referencias bibliográficas
BANERJEE, A.-DUFLO, E. (2019): Buena economía para tiempos difíciles, Taurus, Madrid-Barcelona.
DEATON, A. Y C. (2020): Muertes por desesperación y el futuro del capitalismo, Taurus, Madrid-Barcelona.
MILANOVIC, B. (2020): Capitalismo nada más, Taurus, Madrid-Barcelona.
MOORE, J. (2020): El capitalismo en la trama de la vida, Traficantes de Sueños, Madrid.
PIKETTY, T. (2019): Capital e ideología, Deusto, Barcelona.
PILLING, D. (2019): El delirio del crecimiento, Taurus, Madrid-Barcelona.
RODRIK, D. (2019): Hablemos claro sobre el comercio mundial, Deusto, Barcelona.
TEPPER, J. (2020): El mito del capitalismo, Roca Editorial de Libros, Barcelona.
ZUCMAN, G. (2014): La riqueza oculta de las naciones, Pasado&Presente, Barcelona.
PETITFOR, A. (2017): La producción del dinero, Traficantes de Sueños, Madrid.
MAZUCATTO, M. (2021): Mission Economy. A Moonshot Guide to Changing Capitalism, Allen Lane, Londres.
KELDON, S. (2021): El mito del déficit, Taurus, Madrid.
DE GRAWE, P. (2018): Economics of Monetary Union, Oxford University Press, Oxford.
KEEN, S. (2015): Can We Avoid Another Financial Crisis? (The Future of Capitalism), Goodreads Ed.
EICHENGREEN, B. (2015): Hall of Mirrors. The Great Depression, the Great Recession, and the Uses –and Misuses– of History, Oxford University Press, Nueva York.
REINHART, C.- ROGOFF, K.: Financial and Sovereign Debt Crises: Some Lessons Learned and Those Forgotten. Recuperado de http://www.cepr.org/pubs/dps/DP9750#.
Si las propuestas del presidente Biden vienen de la época Obama, fueron aceptadas por la OCDE y el G20 en 2015 y están detalladas en el comunicado de Riad del G20 de noviembre 2020, ?Porque la prensa económica no se hizo eco hasta que el presidente lo oficializó?
Tuvimos que ver años de publicaciones del FMI, declaraciones de su nueva cabeza y la discrepancia creciente entre Ecofin y Bruselas por un lado, incluida la Sra Calviño y la nueva academia y parece que no basta con el placer emperador